Hablo con todas las personas que se dignen leer este
mensaje. Tú querido lector también formas parte de la comunidad que va a
comparecer ante la santa presencia del Señor; queramos o no queramos, gústenos
o no nos guste; nuestro Padre Dios lo dispuso así. También sabemos que después
de la muerte solo hay uno de dos lugares a donde vamos a ir; si no vamos a uno
es porque vamos al otro, pero no podemos ocupar los dos lugares a la vez porque
son excluyentes.
La vida eterna para los que seguimos al Señor durante la vida terrenal que El nos dio, vida que hemos empleado para glorificar su santo nombre, y por ende hemos seguido sus mandamientos. No hay ninguna duda que viviremos con El por la eternidad. Pero si nuestra vida no la entregamos al Señor y siempre despreciamos la divina gracia, será un infierno eterno. Me preguntarías ¿y cómo lo sabes? Y yo te respondería que el mismo JESUCRISTO nos lo conto antes de la muerte y también después de la muerte. El resucito y nos trajo el mismo mensaje. Realmente El regreso para confirmarlo y afirmarnos.
Además y como si fuera poco, yo te respondería que el mismo Dios que nos va a juzgar, nos da las capacidades suficientes de comprender todo el rollo por su Santo Espíritu. Pero recuerda: Lo que si nos toca a nosotros es la respuesta. ¿Cuál es la tuya?
La vida eterna para los que seguimos al Señor durante la vida terrenal que El nos dio, vida que hemos empleado para glorificar su santo nombre, y por ende hemos seguido sus mandamientos. No hay ninguna duda que viviremos con El por la eternidad. Pero si nuestra vida no la entregamos al Señor y siempre despreciamos la divina gracia, será un infierno eterno. Me preguntarías ¿y cómo lo sabes? Y yo te respondería que el mismo JESUCRISTO nos lo conto antes de la muerte y también después de la muerte. El resucito y nos trajo el mismo mensaje. Realmente El regreso para confirmarlo y afirmarnos.
Además y como si fuera poco, yo te respondería que el mismo Dios que nos va a juzgar, nos da las capacidades suficientes de comprender todo el rollo por su Santo Espíritu. Pero recuerda: Lo que si nos toca a nosotros es la respuesta. ¿Cuál es la tuya?
Cordialmente tu hermano en el Señor,
José
Joaquín Agudelo G.
Agosto
16, 2006