Quiero mentarle la madre a todos, pero no como un insulto sino en amor. Todos tienen o han tenido una mama. Yo también tuve una madre que hoy reposa en las playas de lo eterno, pero con ternura la quiero recordar. Era la matrona tiernamente linda y su vida entregó al Señor JESUCRISTO; muy temerosa de Dios y su dulzura y piedad nos enseñó. Gracias por mi madre porque no podía ser mejor.
Pero realmente queremos festejar a todas las madres que todavía viven y que las tenemos con nosotros haciendo derroche de amor. Que seres tan queridos nos regaló el Señor. ¡Qué tal que no hubieran madres! Esto sería tremenda orfandad.
Todas las madres que hoy viven las queremos mucho y les deseamos que duren más. Que el Señor derrame en ellas bendiciones hasta más no poder.
Yo puedo hablar de mi esposa que como madre de once hijos a ninguno le niega amor y eso se hereda porque yo también fui muy querendón. Mi hogar es un bello nido de amor. Gracias mi Señor!
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G.
Mayo 11, 2008