Papacito Dios, me rindo ante tu santísima presencia; tu amistad es bella. Cuando el sol de la existencia empieza a opacarse, el sol de la eternidad empieza a brillar. No me vas a negar, Padre bendito del Cielo, la alegría que hoy te demando de seguir los bellos caminos de Dios. Somos un grupo de almas privilegiadas que con alegría seguimos al Señor. No cedemos un paso y no te cambiamos por nada, nuestro amadísimo redentor.
Eres lo lindo de nuestra existencia porque eres nuestra hermosura pura, nuestro amadísimo Señor. Hoy es un día más que nos regalas en los caminos bellos de Papa Dios. Nuestra vida es toda fiesta si nuestra bella compañía es el Señor. Si no te escribimos más es porque Tú, oh Dios, no nos has regalado
las palabras que te queremos decir. Tómanos Padre bendito porque somos tu propiedad y no permitimos otra posesión sino la del Señor.
Al amanecer de un día brilla la luz con claridad de Dios, Te sentimos Papa Dios, te sentimos porque eres tan hermoso nuestro divino redentor. Vamos con Él porque no hay otro, vamos con El.
Todavía no quiero terminar hasta que vengas por nosotros cuando nos vayas a llevar a la mansión de paz que es tu bello Cielo por siempre jamás.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G.
Mayo 11, 2008