Hola
familia y amigos del Blog, hoy quiero compartirles un correo de mi hijo menor
Alonso. Yo pienso que él en pocas palabras nos cuenta algo muy importante que
nos aconsejan los psicólogos cristianos para así podernos comportar con éxito
en la sociedad.
Este
es un estudio interesante que yo encuentro muy útil publicado hace algunos años
por la universidad de Duke Durham en el North Carolina, Estados Unidos, sobre 8
puntos para lograr estabilidad emocional y mental.
1)
Deshágase de las sospechas y resentimientos; con esto no puede tener paz y
tranquilidad.
2)
No viva el pasado; esto conduce a la depresión mental. Recordar es bonito, pero
no se quede allí.
3)
No pierda tiempo ni energía peleando contra condiciones que usted no puede
cambiar. No estamos hablando de cosas que usted puede cambiar o mejorar en su
vida y en su personalidad, sino cosas y circunstancias que son inevitables.
4)
Esfuércese a permanecer en el mundo de los vivos. Haga actividades. No se aísle
ni se encierre.
5)
Rechace caer en lastima cuando la vida le dé un trato injusto. El lamentarse permanentemente
de cosas que le suceden no es ninguna solución para seguir adelante. A todos
nos suceden malas experiencias en la vida, todos tenemos problemas.
6)
Cultive las antiguas virtudes de amor, humor, compasión y lealtad. Es la única
forma de tener paz con los demás en nuestra sociedad.
7)
No espere demasiado de usted mismo. Conozca sus límites y sea realista.
8)
Acepte a JESUCRISTO en su corazón ya que El es nuestro Creador y Redentor.
Hasta
aquí el estudio. Permítanme una opinión. Estos ocho puntos se pueden resumir en
dos:
1)
A JESUCRISTO no se puede dejar afuera de nuestros planes en el diario vivir.
2) No se auto aísle ni encierre mentalmente ni corporalmente.
Todo esto lo demostró toda su vida nuestro padre José J. Agudelo. Un hombre que vivió cada día de su vida basado y sostenido por la fe, en la cual el fracaso no tuvo opción ninguna. Aquí terminan las reflexiones de mi hijo Alonso.
2) No se auto aísle ni encierre mentalmente ni corporalmente.
Todo esto lo demostró toda su vida nuestro padre José J. Agudelo. Un hombre que vivió cada día de su vida basado y sostenido por la fe, en la cual el fracaso no tuvo opción ninguna. Aquí terminan las reflexiones de mi hijo Alonso.
Qué alegría pensarlo y saber que así es, pues él nos dejo un maravilloso legado: La fe en nuestro Señor JESUCRISTO. Yo deseo pasar este mismo legado a todos los lectores de este Blog.
Con
amor,
María Fanny Agudelo
05/01/15
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