Antes del quebrantamiento es la soberbia, y
antes de la caída la altivez de espíritu.
Proverbios 16:18
Amada
familia y queridos lectores del Blog. Hoy quiero compartirles algo muy
edificante por tratarse de un mal que nos aqueja a todos: El orgullo, escrito por el pastor puertorriqueño Fausto Lora.
Espero que podamos estar alertas y practicar los consejos plasmados en este
mensaje. He aquí algunos párrafos del escrito.
El
orgullo es anterior a la caída y a la crisis. Pero, ¿Que es orgullo? Este es
definido como tener un concepto mayor de sí mismo mostrándose superior a los
demás. También es un sentimiento jactancioso de superioridad. El orgullo ha
causado la caída de muchas personas inclusive notables y destacadas. El orgullo
y el egoísmo van de la mano. Esto le ocurrió a Lucero el diablo en el cielo y
lo hemos heredado desde entonces como motivo de lucha interna y piedra de
tropiezo en todos los ámbitos en los que el ser humano se desempeña. El orgullo
de Lucero lo condujo a su caída. El pensó que podía ser mejor que Dios. ! Qué
gran equivocación! El orgullo eclipsa la verdad y provoca frustración, dolor,
aislamiento y soledad. En Isaías 14:12-14 dice lo siguiente: “¡Como has caído
del cielo lucero de la mañana! Tú que sometías a las naciones, has caído por
tierra; decías en tu corazón, subiré hasta los cielos, levantare mi trono por
encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte en el monte
de los dioses. Subiré a la cresta de las más altas nubes y seré semejante al
altísimo.”
Lucero se considero mejor que Dios; su nombre
significó en su momento portador de luz; él fue derribado por Dios a la tierra
donde hoy día es conocido por Satanás o engañador. Ya no es un líder de alabanza
a Dios, ni un ángel majestuoso, sino un espíritu maligno que deambula sobre la
tierra como un león buscando a quien devorar.
Otro
buen ejemplo es donde el profeta Daniel registra la caída del gran rey de
Babilonia Nabucodonosor. Un día este rey miro todo lo que había logrado y con
particular arrogancia planteó: Miren la gran Babilonia que he construido, lo
que he hecho con mi gran poder, para mi propia honra (Daniel 4:30). Mientras
aun estaba hablando, una voz desde el cielo dijo: Este es el decreto en
cuanto a ti rey, tu autoridad real se ha quitado (Daniel 4:31). En ese mismo
momento el que una vez fue un gran rey, perdió su razón y comenzó a actuar como
un animal; hasta el pelo y las uñas le crecieron como plumas y garras de águila
(Daniel 4:33). Nabucodonosor quitó su mirada de Dios y se enfocó en su poderío,
se olvido de quien lo había hecho grande llegando a pensar que se había hecho
así mismo y que no necesitaba de Dios ni de nadie. ! Que error tan fatal!
Y
aun en nuestros días sigue ocurriendo esto en toda la humanidad. La actitud
arrogante y orgullosa ha hecho que muchas personas caigan del éxito con mucha
rapidez. En los años 80 del siglo pasado, muchos líderes permitieron que la
fama los cegara porque de inmediato el orgullo les impidió que reconocieran la
necesidad de Dios.
Hasta
aquí el escrito.
Generalmente
cuando perdemos la guía de Dios, también perdemos los fundamentos Bíblicos; y a
muchos se les olvida que tiempos atrás no tenían nada, pero vivían agarrados de
Dios por la fe y que a pesar de la escasez, vivían conformes dando a Dios la
gloria y la gratitud. A estos se les olvida también que fue Dios, y solo El, el
que los bendijo pues los éxitos vienen de Dios. Pero también sabemos que los
problemas y fracasos Dios los permite para moldearnos y purificarnos y todo
esto es para nuestro bien aunque no lo entendamos en el momento de la prueba.
JESUCRISTO,
Dios hecho hombre personifico todo lo opuesto al orgullo y nos señalo el camino
correcto a seguir. El dijo en Mateo 11:29: “…aprended de mi que soy manso y
humilde de corazón y hallareis descanso para vuestras almas.” ¿El Rey y Creador
del universo manso y humilde? Y ¿nosotros sus criaturas viviendo en orgullo?
¡Increíble!
Tenemos
que seguir su ejemplo si queremos realmente vivir una vida experimentando la
paz de Dios y el verdadero descanso en medio de un mundo fatigoso. Amado
lector, ¿estás dispuesto a seguir sus pisadas?
Con
amor,
María Fanny Agudelo.
09/09/15