Hola
familia y amigos del Blog, hoy quiero compartirles acerca del Padre Celestial, pero permítanme
introducir este mensaje con una experiencia personal vivida “el día del Padre,”
en Junio 19/16.
Muy
pocas veces nos hemos reunido en el Devocional Familiar de todas las noches,
ocho familias desde nuestra “Casa de Oración El Rinconcito”, vía Skype; y de
lugares distantes como Guatemala, Colombia, Tennessee, Wisconsin y por supuesto
aquí en Florida donde estamos la mayoría de esta prole tan maravillosa, pero
sobretodo tan bendecida de Dios. Yo me siento orgullosa de ser promotora de
ella junto con mi esposo que se encuentra en el Cielo muy contento, yo creo mirándonos
y esperándonos pues el lema de él fue siempre el siguiente: “Si Dios me da permiso,
en el Cielo tomaré lista y no me podrá faltar ninguno de mis hijos e hijas con
sus respetivas familias”. Esa noche fue realmente sensacional y por ser “el día
del Padre,” mi hijo Germán nos habló cosas muy profundas del carácter del Padre Celestial, del cuidado que El tiene de nosotros sus
hijos y de cuanto El nos ama.
Tomemos
solo uno de estos tres aspectos para este mensaje: El carácter de Dios.
El
carácter de nuestro Padre Celestial es SANTIDAD “porque escrito esta: Sed
santos porque Yo soy santo.” (1Pedro 1:16). Y añade:
Y si
invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de
cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra
peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de
vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como
oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin
mancha y sin contaminación,… (1Pedro 1: 17-19).
Nuestro
progenitor y Hacedor es santo, santo, santo; así debemos ser todos, así deben
ser todos los papas terrenales teniendo muy en cuenta su responsabilidad como jefes de la base de la sociedad, la FAMILIA. Ellos deberían saber que
la mejor forma de criar a nuestros hijos es enseñándoles el temor a Dios y dándoles mucho amor y
tiempo de calidad. Claro que no puede faltar la disciplina. Dios, al hijo que
ama, lo disciplina. Creo que hay muchas formas de aplicar la disciplina y se
debería tener en cuenta que los hijos obedecen más por amor que por miedo o
temor; es por eso que les duele más el castigo moral que el físico. Recuerden
que la experiencia no se improvisa. Tengo ochenta y dos años y una maravillosa
familia: Once hijos, trece nietos y nueve bisnietos y esto no es la primera vez
que lo digo como tampoco cual es mi anhelo; repito ¿Cuál será? Que todos, completamente
todos lleguen a colaborar, así como lo han hecho algunos de ustedes hasta ahora,
con nuestros dos ministerios: el Blog “Alcanzando el Cielo” cada mes y el Devocional
Familiar vía Skype todas las noches.
Recordando siempre y sabiendo muy bien que si el cuerpo necesita alimentarse
diariamente, nuestro espíritu también. Solo me resta decirles, gracias por
tanta ayuda pues sola no podría hacer nada a pesar de que amo tanto estos dos ministerios.
No olviden, fuerzas unidas hacen prodigios.
Yo
no quiero terminar sin lanzar un desafío a todos los hombres que lean este
mensaje: Es verdad que Dios está demandando santidad de todos nosotros, pero
usted varón tiene una gran responsabilidad delante de Dios de conducirse en
SANTIDAD y conducir a su esposa, a sus hijos, y a sus seres queridos que estén bajo su
autoridad, ¿realmente tú estás cumpliendo con este rol?
Con
amor,
María Fanny Agudelo
6/20/2016
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