No te asustes
con el título de este mensaje, pues voy a contarte lo que no puede hacer Dios
con los que le amamos: Señor, no nos puedes prohibir que nos rindamos ante tu
santísima presencia divina en adoración, como el único y verdadero dueño de
nuestra vida. Que vayamos por el mundo alabando y bendiciendo tu santísimo
nombre, como nuestro Creador y Salvador. Que te amemos sin medida como al único
que podemos entregarle toda nuestra existencia y todos los cuidados de nuestra
vida sin temor a nada y sin miedo a nada por la omnipotencia de tu grandeza y
de tu bondad.
No tenemos la
culpa que nos hallas creado tan querendones, tan admiradores, y tan especiales.
Queremos vivir según las enseñanzas benditas de la persona adorada de JESUS.
Pero nos tienes que ayudar regalándonos las bellas bendiciones del Espíritu
Santo para hacer un derroche bellísimo en la santa presencia de Dios. Toma mi
vida Padre; tómala porque no quiero vivir en el mundo sino haciendo derroche de
tu grandeza, de tu amor, y compartiendo con tus criaturas las delicias de tu
dulce amistad.
Yo quisiera
decir mucho, pero todo lo que digo me parece poco. Quisiera decir más de este
hermoso tema que me has regalado hoy. ¿Cómo se te ocurrió eso tan lindo de
haberme creado? ¡Que felicidad saber que somos obra de tu mano bendita! Gracias
Papa Dios, gracias.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G.
Enero 4, 2009
NOTA DEL
ESCRITOR: Amigo, si no te desagrada, me gustaría que lo compartieras con tus
bellas amistades. Gracias, muchas gracias.