No te habrás dado cuenta que dentro de cien mil millones de años tu no existirás y que empleando bien los momentos de la vida puedes llegar a ser feliz toda la eternidad. El precio es la persona adorada de JESUCRISTO. ¡Qué fácil!
El Señor nos dijo que para Él un día es como mil años y mil años como un día (2Pedro 3:8).
Basado en estos principios se me ocurre otra comparación, que si cada cien mil millones de siglos se le sacara una gota de agua a todos los océanos del mundo, estos llegarían a secarse. Luego ese tiempo no sería eterno. Hasta aquí las consideraciones. Pero nosotros si somos eternos.
Cuando todo lo anterior haya ocurrido, nosotros no habremos acortado ni un minuto la eternidad. Por eso el cuidado de nuestra vida debe ser muy grande. Lo lindo es que tenemos un camino seguro: Ser amigos del dueño del Cielo, JESUCRISTO, porque en ningún otro hay salvación (Hechos 4:12). Entrega tu vida a JESUS, pero que no sea mañana sino ya porque nosotros no sabemos cuándo nuestra vida termina. Es importante anotar que esto ocurre con todos, gústenos o no nos guste. Así lo dispuso nuestro dueño bendito, el Señor.
Padre Dios, muchas gracias porque me regalas estos pensamientos que para otros pueden ser tonterías, pero para mí los siento como una gran bendición. Gracias por alumbrar mi entendimiento.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G.
Noviembre 8, 2008
NOTA DEL ESCRITOR: Como me gustaría que muchos conocieran estos pensamientos. Muchas gracias de antemano.