Dios no escatimo ni a su propio Hijo, sino que lo entrego por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con El todas las cosas?
(Romanos 8:32)
Me gusta pensar bonito alabando y bendiciendo al Señor y ¿qué cosa más bella podría anhelar nuestro corazón? Hoy te entrego mis deseos que son hacer la caridad, orar por todos mis hermanos, y compartir con ellos las bellezas de Dios.
No me canso de observar el panorama y tu belleza contemplar porque eres un Dios tan lindo que nadie lo podría imaginar. ¿Cuándo nos podríamos imaginar que toda la hermosura de Dios está al alcance de una oración? También puede ser mío el derecho de rendirme ante su corazón divino y darle las gracias con una gran bendición. Puedo hacer mío las playas del mar y todo lugar donde pueda llegar. Con el Amigo divino todo lo tenemos y podemos hacer nuestra su grata bendición. Siendo amigos del Señor todo lo podemos anhelar y siempre nos quedamos cortos ante su infinita bondad.
Las angustias de la vida al Señor se las entregamos y es tan hermoso eso que terminamos gozándonos con El. Con la rica mina de la vida que el Señor nos da, nosotros podemos hacer con ella todo lo que queramos; podemos irnos con el Señor y nadie nos lo podrá impedir. Nuestro divino Jesús, ya que nos diste esa libertad de poder escoger entre el bien y el mal, ¡cómo te lo agradecemos Papa Dios!
Viene lo trascendental y es en la vida eterna donde nadie se puede escapar. Queramos o no queramos a esa situación tenemos que llegar para disfrutar de nuestro comportamiento que tuvimos durante la vida siguiendo al Señor. Allá no se puede merecer más donde quedamos, quedamos por toda la eternidad. Amigo querido, si no sigues al Señor JESUS, es porque no te quieres salvar y tu eternidad sin Él, no habría desgracia igual.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G.
Septiembre 5, 2008
NOTA DEL ESCRITOR: A mis amigos lectores, les agradecería que lo compartieran con sus valiosas amistades.