Tú nos creaste, Papa Dios, libres para querer o rechazar. Nos creaste a tu imagen y semejanza. Estos son derechos que solo nuestro Dios puede dar y tus criaturas los tenemos y podemos disfrutarlos según nuestro querer. Los seres humanos gozamos de esa libertad. En consecuencia, mi participación en la obra salvadora del Señor es: Estar postrados ante tu divina presencia con un corazón humillado y contrito, o sea disponernos completamente para que El haga con nosotros todo lo que le agrade, no le reprochamos nada. Tu eres nuestro Rey bendito en todos los momentos de nuestra vida, pero somos tan exigentes contigo Papa bueno que nuestro gran deseo es acercar almas a Ti oh Señor; acercar almas por nuestras humildes y tiernas oraciones que a Ti mi Dios te damos. No nos desprecies Papacito. Tú conoces nuestros pensamientos que siempre van dirigidos al Señor.
Estos años de vida que estamos atravesando, sentimos
una tremenda bendición porque son obra de tu bondad Señor. Llénanos de tus pensamientos y cólmanos con tus bondades. En estos campos no hay lugar sino para el Señor. Tú nos creaste Padre, eres la única causa de nuestra existencia y nos vamos contigo porque eres nuestra dicha eterna. No me largues Señor amado, por favor no me largues mi divino Señor porque eres nuestro encanto por toda la eternidad. Me dan pensamientos de dicha y pensamientos de amor y no sé cómo dirigirme a nuestro amadísimo Señor. Nos colocamos dentro de tu corazón divino y sentimos la fuerza de lo alto.
Llévanos Padre a tus mansiones de amor, al Cielo que nos tienes prometido a todas las almas que seguimos al Señor. Son ocasiones lindas que no podemos despreciar porque todo momento que vivamos es un bello regalo de amor. Es una dicha saber que somos eternos y que en los brazos de nuestro Dios vamos a vivir. No te cambiamos por nada porque eres lo más hermoso de nuestra vida y porque su duración no termina. Eres tan especial Papacito Dios porque contigo lo tenemos todo en esa mansión de amor.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G
Junio 28, 2008