Somos los viajeros que vamos con el Señor, nada nos detiene y por nada lo cambiamos hasta que lleguemos a su celestial mansión. Esta bella oportunidad que nos brinda la vida la debemos aprovechar al máximo para llegar al más allá. Cada momento quiero ser tuyo. ¡Consúmeme mi Dios!
Para transmitir al Señor JESUCRISTO hay que vivirlo y si lo vivimos nada nos faltara. Es una riqueza completa ser amigos del Señor y viajar por sus bellos caminos no hay nada mejor. Las vicisitudes de la vida las debemos soportar sabiendo lo que nos espera en la patria celestial.
Papa Dios, postrados ante tu santísima presencia todo lo
tenemos y nada nos puede faltar. Es un derroche de alegría y una llenura de humildad. El Señor es nuestro amigo y no lo podemos cambiar porque Él es el único que nos lleva a la patria celestial. Ante la hermosura de la alabanza extendemos los brazos al gran Rey. Sigamos las señales del dueño de la vida porque Él no nos engaña y nos regala su dulce paz. Eres bendito Padre, no lo podemos dudar y te esperamos con ansias hasta que nos lleves a tu mansión celestial.
Quisiéramos algo más, pero aquí terminamos lo que no quisiéramos acabar. Me gustaría compartir mi fe con muchos hermanos y hermanas. Te amamos Papa Dios llenos de alegría con el amor que Tú nos das. Gracias, gracias, muchas gracias divino Señor, amen y amen.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G.
Abril 26, 2008