Hola familia y amigos.
Hoy quiero hablarles un poco del Señor JESUCRISTO ya que estamos
celebrando y recordando en estos difíciles tiempos su Pasión, muerte, y
resurrección.
Antes de entrar a hablar de la persona misma de JESUS,
empecemos por sus promesas que son muchas y prometedoras. No permitamos que los
problemas nos absorban tanto que sólo hablemos de ellos, más bien levantémonos
enfocados en las promesas de JESUCRISTO y digamos como el profeta David: Estoy
abatido pero Tú eres mi roca; no tengo nada, pero Tú eres mi proveedor; me
siento triste pero Tú eres mi consuelo, pero Tú eres mi castillo. Tú eres el
que abre caminos, Tú peleas mis batallas, Tú me defiendes de mis enemigos; pero
no he visto justo desamparado; pero Tú eres mi pastor y nada me faltará; pero
Tú eres mi abrigo; pero Tú eres mi rescate; pero Tú eres mi porción; pero Tú
eres mi bendición. Aquí solo menciono algunas, pero sus promesas son muchas y
he oído decir que solamente en los
Salmos hay trescientas sesenta y cinco, pero no sé si esto sea cierto porque no
me he puesto a contarlas, lo que sí sé
es que son consoladoras y reconfortantes porque el que las hace es el
Todopoderoso.
Recuerden que
las batallas de la vida son continuas y no las gana el más fuerte, sino el que
en ningún momento duda que es Dios quien da la victoria. No se nos olvide que no hay forma de regresar
el tiempo que pasó para corregir nuestros errores, pero si hay tiempo y es este
momento el preciso para poner nuestra vida en las manos de Dios. A veces es
necesario que la vida nos sacuda con fuerza para darnos cuenta que el tiempo
que nos queda no es para malgastarlo, sino para invertirlo amando a Dios y al
prójimo. Si deseas cambiar el mundo vete a tu casa a darle mucho amor a tu
familia. Esto es lo que nos está
haciendo falta.
¿Sabías qué es el Evangelio? El evangelio no es motivación, es salvación;
no es empoderamiento, es arrepentimiento; no es autopromoción, es autonegación;
no es riqueza material, es riqueza espiritual; no es grandeza, es pureza; no es
acumular, es dar; no es prosperidad, es santidad; no es opulencia, es
obediencia; no es ser ganador, es ser servidor; no es ambición, es
consagración. El Evangelio no trata de nosotros,
trata de JESUCRISTO.
En el capítulo 10 del libro de Hebreos en la Biblia
esta resumida la obra salvífica de JESUS. Mediante la ofrenda del cuerpo de
JESUCRISTO hecha una vez para siempre, somos santificados, justificados,
perdonados, salvados, redimidos, y bendecidos (Hebreos 10:10). JESUS es el
Cordero de Dios inmolado por nosotros para quitar el pecado del mundo (Juan
1:29). Pero este sacrificio/ofrenda perfecta opera sobre todo aquel que quiera
creer y recibir a JESUS en su corazón. Y CRISTO habiendo ofrecido una vez para
siempre un solo sacrificio (su propia vida) por los pecados, se ha sentado a la
diestra de Dios (Hebreos 10:12). Esto claramente resalta la resurrección de
JESUS quien se sentó en su trono después de haber ascendido al Cielo (Hechos
1:9).
Les cuento que hablar de JESUCRISTO es bueno, pero
hablar con JESUCRISTO es mejor. Así que acude a Él en oración y déjate
encontrar en su amor. Aprovecha este tiempo de Semana Santa para entrar en
conversación con Dios y empezar a valorar y aceptar la magna obra de la cruz.
¡BENDECIDA SEMANA SANTA!
¡FELICES PASCUAS!
Con amor,
María Fanny
Agudelo
03/26/2023