Nuestro gran anhelo de amor es repartir los mensajes del Señor. Todo lo que en mi corazón llevo grabado es para el Amado que un día nos va a juzgar (2Corintios 5:10). Quiero deleitarme con cosas bellas y hermosas como es entre otras la sonrisa de Dios (Números 6:25-26).
A todos los habitantes del planeta Tierra los quiero invitar para que vayamos confiados a la santa presencia de Dios. Espíritu Santo ilumíname en los caminos divinos del Señor.
Es algo del ayer pero más del presente, que una legión de
ángeles nos llevara a donde vamos a pasar la eternidad. Todos los que disfrutamos de la vida te queremos invocar, para que nos lleves a todos juntitos a esa mansión celestial. Vámonos, vámonos, no se queden coleados; mira hijos que encanto es ir con el Amado.
Es que nuestra duración es eterna, tuvimos principio pero no tenemos fin. El Cielo es nuestra morada en el más allá, eso es lo que nos tiene preparado nuestro amado Dios.
Ay! Papa Lindo, yo no tengo más que mi corazón, eso es lo único que te puedo dar, pero llévatelo completo y no dejes nada mi Amado Celestial. No me dejes Papa con las manos vacías, quiero llenarlas de encanto y de tu bondad que Tu nos participas a los que en Ti creemos y eso no lo podemos dudar.
Quiero terminar orando por los pueblos abandonados que no creen en el Señor; como me gozaría predicándoles algo de la Palabra de Dios. El Señor me los llene de su luz y su bondad. Aunque no los conozco oro por ustedes para que reciban a JESUCRISTO en sus vidas y un día nos encontremos en el Cielo.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G.
Diciembre 20, 2007
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