No dejemos inactivas las inquietudes que el Señor nos regaló. Es un viajado de Espíritu Santo que llevamos dentro de nuestro corazón. Ninguno de los seres humanos tiene la varita mágica para guiar las almas de Dios. Esto es solo obra de Dios y privilegio para los creyentes. Esto no se puede hacer sin ORACION. La oración viene a ser la omnipotencia de las criaturas y la debilidad de Dios si Dios nos permite expresarnos así. Todo un Dios se rinde ante una humilde oración. Quien no ora está perdido. La autosuficiencia humana para el Señor no cuenta. Seamos humildes en su santa presencia.
Durante nuestra vida a veces nos toca aguantar golpes como un yunque y alabar a Dios como los ángeles. No desmayemos que el premio lo tiene el Señor y no pocas veces desde esta
vida lo sentimos. Pero no hay dicha igual de saber que como vamos, vamos bien. Las vicisitudes de la vida no cuentan. Los juncazos pueden ser de mayor o menor intensidad, pero lo que si no puede fallar, es la oración. Sigamos los buenos ejemplos de los redimidos a través del mundo, pero sobre todo el de la persona adorada de JESUCRISTO porque el premio vale la pena: Una eternidad en los brazos de nuestro Padre Celestial y no lo podemos despreciar. A veces nos predican que no tenemos que hacer nada con respecto a nuestra salvación porque el Señor ya pago toda nuestra deuda. Esto es
verdad, pero no puede cumplirse sin nuestra aceptación porque a nosotros nos toca dejarnos amar por El, seguir sus bellas enseñanzas y sus leyes divinas. De manera que también se necesita nuestra participación. Por tanto necesitamos la dirección de lo alto y si vas mal, haz un alto en el camino de la vida corrígete, arrepiéntete, pida perdón a Dios, y cambia de dirección porque va a llegar la eternidad.
Con estos pensamientos los dejo hasta la próxima oportunidad. En los brazos de nuestro Padre nos encontraremos. No hay ninguna duda.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G.
Diciembre 13, 2007