Hablar de la eternidad es un tema de nunca acabar. Es el de motivarles siempre amados lectores de irnos con el Señor en completo amor y libertad. Escúchame amigo querido, no te puedes quedar en gran tribulación, nos vamos con el Señor que nunca nos pesara. No desperdiciemos estos momentos de vida porque tienen mucho valor. Con ellos podemos ganar el Cielo, o sea vivir la eternidad en la dulce compañía de Dios. Pero si los desperdiciamos no tienen reparación. Recuerda que lo que siembres hoy, recogerás mañana. No hay dicha igual el dejarnos bañar con la sangre redentora del Señor. Amigo querido, mi consejo es que no te vayas a quedar porque eso de irnos con el Señor es una completa felicidad. La eternidad, tema inagotable del que no puedo callar. Eso de decir que somos eternos no es una picadurita de mosco; es que así fuimos creados y así lo quiso el Señor. Solo tenemos esta vida para afirmar y confirmar nuestro futuro por la eternidad. Terminada nuestra vida ya nada podemos hacer, donde quedamos, quedamos por la eternidad. Existe entonces el peligro de la perdición eterna, pero que fácil es vacunarnos contra ese peligro. ¿Sabes como? La Biblia dice que todo aquel que invocare el nombre del Señor JESUCRISTO, será salvo (Hechos 2:21). También hay muchos otros pasajes de la Palabra de Dios (La Biblia) que nos enseñan contra ese peligro. De manera que el que se condena es porque quiere. Así que haciendo la voluntad de Dios en esta Tierra, estamos seguros de ir a Su presencia y entrar en su gozo eterno. El infierno es algo muy aterrador, vayámonos con el Señor que nunca nos pesara. ¿Aceptas este reto amigo querido?
Cordialmente,
José J. Agudelo
Marzo 6, 2012