Mi esposo escribió este pensamiento
hace un poco mas de 15 años, en Septiembre, 2 de 1997 y el día 24 de Octubre de 2012 a las 10:30 a.m. se
cumplió su deseo
“Hoy es un día muy hermoso, todos los días
son hermosos
Cada día que pasa es hermoso, hasta que
llegue el día más
Hermoso de todos, mi encuentro con tigo
Papa Dios.”
José Joaquín Agudelo
Queridos amigos del Blog y familia, no dudo un momento de que todos están enterados de la
pena tan honda en que me encuentro por la falta de mi amado esposo. A veces yo siento como si me hubiesen
arrancado algo de mi ser y hubiere quedado sangrando. La partida de él me ha
dejado mucho dolor a pesar de que sé que el esta gozoso en el Cielo. Pero hoy
quiero dejar a un lado mi tristeza y compartirles algunos apartes de un escrito
de Darlene Sala y por supuesto mis consejos.
Cuando tenemos miedo o sentimos desaliento, ¡qué consuelo es tener un
familiar o un amigo que comparta tiempo con nosotros y nos de palabras de
aliento! Pero cuanto mas reconfortable es que no sea alguien meramente humano,
sino el Dios todopoderoso que nos ama tanto y quien esta con nosotros en los
momentos mas difíciles. A veces podemos sentir desaliento o miedo y entonces
nos sentimos solos, pero como hijos de Dios jamás lo estamos. El siempre esta
con nosotros sin importar cuan feroz sea la batalla. Tenga presente siempre que
El no nos abandonara. Recuerde amigo que hay 3 etapas en nuestra vida sin
contar la niñez: 1. La juventud. 2. Edad media o adultez. 3 La vejez. Esta última
nos asusta; algunos la llaman años dorados. Es en la vejez donde nos sentimos
algunas veces con dolor, debilidad, falta de memoria, los ojos ya no nos ayudan
mucho y van apareciendo diversos achaques. Todo esto no es fácil de llevar
estando solos. Además vemos como se van yendo hacia la eternidad nuestros cónyuges,
hermanos y amigos. Que bueno es saber que Dios no nos utiliza solo cuando somos
productivos para luego olvidarse de nosotros. Nuestro valor a sus ojos no disminuye con la edad, ya que el cuerpo
de Cristo (la Iglesia) lo conformamos todos los creyentes y los miembros del
cuerpo que parecen ser más débiles son los más necesarios.
“Ojala pudiéramos vivir siempre todos juntos en una misma casa”, decía
un niño cuando se preparaba para partir de la casa de sus abuelos a la suya.
¿Por qué no podemos vivir todos juntos? Se preguntaba el niño. Para él era el
mejor arreglo: Toda su familia extendida viviendo juntos en una misma casa.
Este niño se adelanto un poco a los tiempos. Un día haremos exactamente eso. Un
día ya no nos tendremos que decir adiós porque todos nos mudaremos juntos a la
gran casa de Dios por los siglos de los siglos.
Yo reconozco que aun siendo creyentes sufrimos la perdida de nuestros
seres queridos aun sabiendo que los volveremos a ver. Yo reconozco que a mi me
esta pasando esto y que mi corazón esta destrozado por la partida de mi amado
esposo. Pero el Espíritu Santo me consuela cuando leo la Biblia en primera de
Tesalonicenses 4:13-18 diciendo: No os entristezcáis por los que ya duermen en
la paz del Señor. Sus cuerpos renovados se levantaran de las tumbas y se unirán
otra vez con sus almas. Entonces aquellos de nosotros que estemos vivos cuando
JESUCRISTO vuelva, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para así
recibir a nuestro Señor en el aire. La
mas grande reunión familiar que jamás existió se acerca y es exactamente lo que
Dios ha planificado para nosotros. Volveremos a estar juntos, pero esta vez
junto al Señor cara a cara. Allí no habrá penas, dolor, sufrimientos, lágrimas,
despedidas, etc. Así que alentémonos unos a otros con estas palabras de
esperanza.
Yo doy gracias a Dios por todos los seres queridos que me han rodeado en
estos días de duelo. Su apoyo incondicional, palabras de animo, lecturas bíblicas
con promesas del Señor, y llorar juntamente conmigo me han hecho sentir cada
vez mejor. Repito, yo doy gracias a Dios por el apoyo de todos mis hijos e
hijas, pero en especial por mi hija Consuelo que privando a su esposo y a su
hijo de su presencia, permaneció conmigo en los días más críticos y dolorosos
que yo haya podido sentir. El Señor ha de recompensarla y bendecirla juntamente
con su hogar.
En medio de este duelo yo he aprendido a poner la confianza en
JESUCRISTO quien me consuela y me da paz, ¿podrás tu hacer lo mismo en medio de
cualquier tribulación que tengas que enfrentar?
Con amor,
María F. Agudelo
11/16///12