Cuando un hijo de Dios peca se siente sucio, o sea
siente un gran remordimiento por haber ofendido al Señor. Pero si una persona
no siente dolor al pecar, esto indica que ya es instrumento de Satanás; el cual
endurece las conciencias para que sin ningún
dolor puedan seguir pecando. Pongamos atención en esto porque es peligrosísimo.
Tenemos una enseñanza bellísima en el Salmo 51. Los pecados que cometió David
fueron de marca mayor, pero su arrepentimiento fue igual de grande; como
resultado el Señor le perdono como nos perdona a nosotros también. Un abandono
de Dios es espantoso, es como si ya fuéramos presas del demonio. ¡Oh padre
bendito, tómame como a la niña de tus ojos. No me abandones Señor porque
siempre quiero ser tuyo. Amén!
Cordialmente,
José
Joaquim Agudelo G.
Enero
27, 2006
www.holdingheaven.blogspot.com
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