El
justo florecerá como la palmera, crecerá como cedro en el Líbano, plantados en
la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez
fructificaran; estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi
fortaleza es recto, y que en El no hay injusticia.
Salmo
92: 12-15
Querida familia y amigos del Blog,
aunque la juventud es una edad que pasa muy rápido y es recordada por algunos
con nostalgia, quiero hablarles de disfrutar las diferentes etapas de la vida
ya que yo he ido pasando por todas ellas. Cada estación de la vida nos enseña
cosas muy importantes que quiero compartirles. Espero que las entiendan, las
practiquen, y las disfruten.
La juventud es una breve época
inolvidable, romántica, vibrante, emotiva y feliz. Es una etapa dichosa,
creadora y vigorosa en la que todo es fresco y novedoso como una nube en el
firmamento con color de rosa. Es una etapa de vigor y fuerza en la que nunca
pensamos que se va acabar. Es una etapa primaveral de un sol radiante en la
mañana en la que todo nos luce. Pero también hay que reconocer que esa misma
juventud tan suspirada es también una época llena de luchas, preocupaciones y
nunca exenta de incertidumbres, celos, zozobras, temores, competencias, rivalidades
y ansiedades. Es como una regata a la cual hay que estar compitiendo para
lograr un ansiado trofeo; para saber que este tan ansiado trofeo es pasajero,
efímero, se oxida, y se acaba. Es por esto que aconsejo a los jóvenes a luchar
por el verdadero trofeo que es "la
vida eterna en el Cielo". Allá disfrutaremos de una dicha sin fin que
no se acaba, mientras que en esta vida las dichas y alegrías son pasajeras.
Recuerden todos que no sabemos con certeza cuando se nos va la juventud, ese
tiempo en que todo aminora su marcha o se detiene sin prisa dentro de
nosotros mismos.
Les cuento que la madurez no es
exactamente el medio día de la vida y tampoco la noche, más bien es ese
impreciso momento que llega sigiloso en las primaveras sonrientes de una hermosa
tarde. No olviden que al llegar a la madurez, cesan casi todas las dudas y
algunas incertidumbres que manejábamos en la juventud. El tesoro de la juventud
se va pronto para no volver. La madurez es el arte de vivir en paz con lo que
es imposible cambiar. La vejez es el declinar de un día lleno de ilusiones.
Pero tenga en cuenta que el alma nunca envejece, aunque el cuerpo externo se
nos va deteriorando. Por eso nunca paremos los anhelos de vivir y de soñar. Envejecemos
cuando nos cerramos a nuevas ideas y nos volvemos radicales. Envejecemos cuando
pensamos solo en nosotros mismos y nos olvidamos de los demás. Envejecemos
cuando dejamos de luchar. Envejecemos cuando dejamos de arreglarnos todos los
días. En la juventud aprendemos, en la madurez comprendemos, y en la
vejez por favor, disfrutemos. Recuerda, joven es aquel que es capaz de asombrarse
y maravillarse con las bendiciones de Dios y su creación y que como un niño
siempre pregunta aunque este viejo. Les cuento que todos queremos vivir muchos
años, pero ninguno queremos envejecer. La vejez es linda cuando la disfrutamos
con el Señor JESUCRISTO. No sé en qué etapa de la vida te encuentras, pero sea
cual sea tú necesitas a JESUCRISTO! Por
favor repite conmigo esta oración de fe:
Padre Celestial, yo creo en el sacrificio perfecto que
hiciste en la cruz a favor de la humanidad. Yo sé que soy pecador(a); perdóname
todos mis pecados. Lávame con tu sangre preciosa. Hazme una nueva criatura.
Yo te acepto en
mi corazón como mi Señor y Salvador personal porque sé que moriste en la cruz
por mí para liberarme de la esclavitud del pecado. Y yo también se que
resucitaste de entre los muertos y que ahora estás
en el Cielo. Por
favor escribe mi nombre en el libro de la vida para que pueda estar en el Cielo
contigo por siempre. Y pido todo esto en tu santísimo nombre, oh Señor
Jesucristo, Amén."
Con amor,
María Fanny Agudelo
10/15/15