La humildad de las criaturas es la admiración
de Dios. Todo un Dios se inclina reverente ante una humilde oración.
Gracias
sean dadas al Señor porque nos creo. Fue su Voluntad que existiésemos; si él no
nos hubiese creado, nada seriamos. Pero hoy existimos y tenemos derecho a
tantas cosas bonitas como el irnos para el Cielo en su santa compañía. Gracias
Papa porque desde tu eternidad te acordaste de nosotros. Hoy queremos
entregarte nuestra vida toda con un gozo admirable. Papacito no me dejes
desvanecer los anhelos de mi corazón, el de irme para el Cielo con una multitud
de almas que no se puedan ni contar; y esto alabando tu santo nombre sin cesar
y con gran respeto y admiración por lo divino. ¡Gracias mi Dios, gracias!
¿Habrá otra cosa más interesante que el irnos para el Cielo, la morada de
nuestro Dios? El que no quiera creer, esto es igual a un comportamiento animal
porque por cortos que seamos de mente y faltos de razón, es imposible no
comprender esta clara evidencia que nos da el Señor. La clara evidencia de su
existencia se manifiesta en todo lo hermoso de la creación. Todo momento de la
vida lo debemos entregar a ese Rey justo que nos va a llevar a Su seno
Maternal, su seno de paz.
Resumiendo:
Mi gran deseo es el irnos con Vos Papa Dios. Y para todos los que lean este
mensaje quisiera que me siguieran estos sanos consejos, para cuando el Señor
nos lleve a su Santa Presencia seamos muchos, pero muchos, muchos. Ojala que
nadie se condenara porque un día el Señor JESUCRISTO dijo que son pocos los que
se salvan. Oh Señor, duras son estas palabras! Pero no desmayemos, adelante,
adelante, adelante…porque Dios es muy misericordioso. Aprovecha el tiempo de
misericordia y no seas bobito.
Cordialmente,
José Joaquín
Agudelo G.
Diciembre 20, 2010
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