Hola
queridos amigos y familia, en esta oportunidad de un nuevo año, quiero comenzar
este mensaje con una oración:
Señor, te pedimos que vengan
maravillosas oportunidades y milagrosas bendiciones para todos en este nuevo
año. Dale a nuestra mente claridad para que este año 2017 podamos entender,
crecer en y experimentar tu divino amor. Amén.
Cuando
celebramos un nuevo año nos damos cuenta con qué rapidez paso el anterior y
entonces exclamamos ¡como vuela el tiempo! Quizás nos tengamos que lamentar de
no haber tenido buenas actitudes por falta de amor hacia el otro sabiendo muy
bien que este es un mandato muy serio de nuestro Creador. Se nos olvida que ese
tiempo que pasó se fue para nunca más volver. Milton, escritor del libro El Paraíso Perdido, decía: “Las horas
vuelan hacia el Autor del tiempo llevándole las nuevas del uso que le hayamos
dado.” Creo que si pensamos un poco en la verdad, no desperdiciaríamos el
tiempo en tantas tonterías. ¡Qué paradoja! Perdemos el tiempo en boberías y
luego nos quejamos porque no nos alcanza.
Nuestro Creador nos regala todas las horas y el tiempo que necesitamos, pero es muy importante tener en cuenta que hacemos con ellas. Moisés nos recuerda la brevedad de la vida como la hierba que crece y florece en la mañana, pero en la tarde se seca. El oró así: “Enséñanos, oh Dios, a contar nuestros días para que así traigamos al corazón sabiduría” -Salmo 90:12. No olvides que cada día representa una oportunidad. La rutina de hoy podrá ser similar a la de ayer, pero aun así siempre hay algo diferente. Una llamada nos puede poner en expectativa y quizás una emergencia nos permita experimentar la grandeza de Dios. Recuerden, los trechos del camino llano son gratos después de los ascensos y descensos. No olvidemos que el objeto de cada etapa del viaje de la vida es el llevarnos más cerca de la meta; esa meta es Dios. Solamente Él sabe que sucederá este año, nosotros no. Así que oremos como David: “Mas yo en Ti confío oh Yahveh, tu eres mi Dios, en tus manos están mis tiempos” -Salmo 31:14-15. También un indígena oró así: “Todos los porque, cuando y donde de mi vida, están en tus manos Señor”. Que oración tan sencilla, pero a la vez tan profunda. Recuerda, el tiempo de nuestra vida es corto, pero tenemos otra vida que no termina pues es eterna en compañía de Dios en el Cielo si así lo deseamos. Amigo, si quieres estar seguro que vas a ir al Cielo, entonces ora esta oración conmigo: “Señor Jesús, yo se que tú me amas; yo se que tu diste tu vida para salvarme de mis pecados. Yo renuncio mis pecados; Quiero hacer las cosas como Tú quieres ya; Quiero hacer Tu voluntad, Oh Dios. Tú eres mi Salvador, mi Señor. Te amo Papi. Amén.”
Nuestro Creador nos regala todas las horas y el tiempo que necesitamos, pero es muy importante tener en cuenta que hacemos con ellas. Moisés nos recuerda la brevedad de la vida como la hierba que crece y florece en la mañana, pero en la tarde se seca. El oró así: “Enséñanos, oh Dios, a contar nuestros días para que así traigamos al corazón sabiduría” -Salmo 90:12. No olvides que cada día representa una oportunidad. La rutina de hoy podrá ser similar a la de ayer, pero aun así siempre hay algo diferente. Una llamada nos puede poner en expectativa y quizás una emergencia nos permita experimentar la grandeza de Dios. Recuerden, los trechos del camino llano son gratos después de los ascensos y descensos. No olvidemos que el objeto de cada etapa del viaje de la vida es el llevarnos más cerca de la meta; esa meta es Dios. Solamente Él sabe que sucederá este año, nosotros no. Así que oremos como David: “Mas yo en Ti confío oh Yahveh, tu eres mi Dios, en tus manos están mis tiempos” -Salmo 31:14-15. También un indígena oró así: “Todos los porque, cuando y donde de mi vida, están en tus manos Señor”. Que oración tan sencilla, pero a la vez tan profunda. Recuerda, el tiempo de nuestra vida es corto, pero tenemos otra vida que no termina pues es eterna en compañía de Dios en el Cielo si así lo deseamos. Amigo, si quieres estar seguro que vas a ir al Cielo, entonces ora esta oración conmigo: “Señor Jesús, yo se que tú me amas; yo se que tu diste tu vida para salvarme de mis pecados. Yo renuncio mis pecados; Quiero hacer las cosas como Tú quieres ya; Quiero hacer Tu voluntad, Oh Dios. Tú eres mi Salvador, mi Señor. Te amo Papi. Amén.”
Así
que si te falta tiempo, planifícalo, dale prioridad a Dios y a tu familia,
destierra el mañana y ponle fecha a las cosas importantes. No sabemos que nos
depara este año que comienza, pero recordemos el Señor nos pide vivir solo el
momento presente y que este sea para la gloria de Dios. Por tanto, saludemos
con alegría y confianza en nuestro Creador este año 2017. Feliz año nuevo para
todos!
Con
amor,
María Fanny Agudelo
12/26/2016
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