Hola familia y amigos. En esta cuaresma
del año 2019 arrepintámonos, pidamos a Dios perdón, cambiemos, y digámosle: “Señor
cámbiame, pues cuando yo cambio otros también pueden cambiar.” Coger el hábito
de leer la Biblia sería un cambio excelente ya que cuando no es una costumbre
en nuestras vidas, demanda más esfuerzo. Gálatas 5:17 dice que los deseos
de la carne son contrarios a los deseos del espíritu, por tanto si atendemos a
los deseos de la carne no vamos ni siquiera a intentar abrir la Biblia.
Saquemos intencionalmente tiempo para leerla , separemos una hora específica, y respetemos este tiempo consagrado para escuchar la voz de Dios. Señalemos entonces este espacio dentro de una ocupada agenda y no lo comprometamos por algo que creemos sea más importante; tengan la seguridad de que no hay nada mejor para nuestra vida espiritual y terrenal. No olviden que las cosas que tienen verdadero valor requieren dedicación, paciencia y sacrificio. Todo es cuestión de prioridad. Conocer y reflexionar la Palabra de Dios es algo imprescindible que todos debemos hacer. Empecemos con un capitulo por día pues solamente gastaría cinco minutos, pero antes debemos orar otros cinco minutos para que el Espíritu Santo nos de gozo y entendimiento. Dediquemos otros cinco minutos para reflexionar y aplicar. Y finalmente cinco minutos para terminar agradeciendo a Dios lo maravillosa que es su Palabra. ¿Te parece mucho dedicarle a tu Creador y Redentor, dueño de todo, de tu vida, de tu tiempo, veinte minutos? Así que no hay excusa para no hacerlo.
Saquemos intencionalmente tiempo para leerla , separemos una hora específica, y respetemos este tiempo consagrado para escuchar la voz de Dios. Señalemos entonces este espacio dentro de una ocupada agenda y no lo comprometamos por algo que creemos sea más importante; tengan la seguridad de que no hay nada mejor para nuestra vida espiritual y terrenal. No olviden que las cosas que tienen verdadero valor requieren dedicación, paciencia y sacrificio. Todo es cuestión de prioridad. Conocer y reflexionar la Palabra de Dios es algo imprescindible que todos debemos hacer. Empecemos con un capitulo por día pues solamente gastaría cinco minutos, pero antes debemos orar otros cinco minutos para que el Espíritu Santo nos de gozo y entendimiento. Dediquemos otros cinco minutos para reflexionar y aplicar. Y finalmente cinco minutos para terminar agradeciendo a Dios lo maravillosa que es su Palabra. ¿Te parece mucho dedicarle a tu Creador y Redentor, dueño de todo, de tu vida, de tu tiempo, veinte minutos? Así que no hay excusa para no hacerlo.
Ahora los invito a reflexionar acerca
de una ilustración mediante un dialogo entre una vela y un fosforo.
Cierto día un fosforo le dijo a una vela:
“Hoy te encenderé.” ¡Oh no! dijo la vela, “¿tú no te das cuenta que si me
enciendes mis días estarán contados? No me hagas esa maldad.” “Entonces ¿tú quieres permanecer así toda tu
vida? ¿Dura, fría y sin haber brillado nunca?” le pregunto el fosforo. “Pero
¿tienes que quemarme? Eso duele y además consume todas mis fuerzas”, murmuro la
vela. Entonces le respondió el fosforo, “tienes toda la razón, pero esa es
nuestra misión, tú y yo fuimos hechos para ser luz. Lo que yo como fosforo
puedo hacer es muy poco, mi llama es pequeña y mi tiempo es corto, pero si te
paso mi llama habré cumplido con el propósito de mi vida. Yo fui hecho
justamente para eso, para comenzar el fuego. Tú eres vela y tu misión es
brillar. Todo tu dolor y energía se transformaran en luz y calor por un buen
tiempo.” Oyendo eso la vela miro al fosforo que ya estaba en el final de su
llama y le dijo, “por favor enciéndeme.” Así se produjo una linda y brillante
llama. Observemos, que así como la vela, a veces nos es necesario pasar por
experiencias duras y experimentar dolor y sufrimiento para que lo mejor de
nosotros surja y sea compartido y podamos ser luz.
Además no olviden que un mar calmado no
hace buenos marineros; los mejores marineros salen de las aguas agitadas y
turbulentas. Así que cuando estés pasando por las turbulencias de la vida
recuerda que amar, servir y compartir es el combustible que nos mantiene vivos
y unidos. Tú fuiste hecho a imagen y semejanza de Dios y si además recibes a
JESUCRISTO en tu vida entonces eres luz
del mundo. Tu misión es irradiar luz, pero que sea luz que guie y no opaque ni
enceguezca. Mi deseo es que seamos luz para todos donde Dios quiera y hasta que
Él quiera porque sus tiempos son perfectos y sus planes maravillosos. ¡Brilla
en medio de la prueba!
Ahora piensa en esto:
Si los científicos encontraran una
célula humana en Marte proclamarían ¡Si hay vida en otros planetas! En Cambio una
célula en el vientre de una mujer no la consideran vida hasta después de doce
semanas. Así “profesando ser sabios se hicieron necios.”(Romanos 1:22). Necios
y tan necios que no observan cuantas células y embriones humanos asesinan en el
mundo con el aborto y lo más grave es que son autorizados por sus propias
madres. Recuerden, Dios no creo el mal. El mal es el resultado de la ausencia
de Dios en el corazón de los seres humanos. Olvidamos que somos libres para
elegir, pero prisioneros de las consecuencias de las malas decisiones, pues el
necio da rienda suelta a sus deseos, pero el sabio los retiene.
Les cuento que Jesucristo con su muerte
en la cruz ha derribado el muro de la enemistad que separa a Dios con los
hombres y nos ha traído reconciliación y paz. Mira a la cruz, mira a
Jesucristo, mira su tumba vacía, y toma ventaja de Su salvación.
¡Disfruta la Semana Santa recordando y
viviendo tan trascendental acontecimiento!
Con amor,
María Fanny Agudelo
3/15/2019
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