Tengo unas ganas de alabar a Dios, con
ansia loca lo anhelo; no quiero descansar ni un momento mientras me tengas en
esta tierra.
Los 92 años de vida me parecen poquito.
Este cumpleaños hay que recibirlo como un bello regalo de nuestro amadísimo
Dios. La emoción me hace palpitar el corazón al disfrutar de los bellos regalos
del Señor.
Mayo 7 de 1917 fue el día que mis ojos
por primera vez el mundo vio. Me alegro muchísimo por los años de vida que me has
concedido Papa Dios. Me siento con gran alegría que quisiera compartir este
escrito con todas las personas que se ocupan de mí y con todos aquellos que
están en la distancia. Es admirable que un corazón dure tantos años latiendo
diástole-sístole sin descansar y sin parar. Estoy agradecido Papa Dios y te
quiero dar gloria hasta más no poder. Hasta ahora he hecho muy poco, pero
quisiera en el tiempo que me falte hacer mas.
Yo todavía tengo unas ganas de alabar a
Dios!
Cordialmente, José Joaquín Agudelo G.
Mayo 7, 2009
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