MI CUMPLEAŇOS 86

Hola familia y amigos. Mi cumpleaños 86 es Octubre 20 y estoy muy feliz de poder llegar hasta este octavo piso y disfrutar de esta primera creación con seres tan queridos y personas tan lindas como todos ustedes. A muchos vamos encontrando en este caminar de la vida, unos se acercan y otros se alejan. Pero hoy en esta celebración yo quiero que hablemos de las personas mayores como yo.

Les cuento que la madurez es el arte de vivir en paz con lo que no podemos cambiar. El arte de envejecer consiste en conservar la esperanza. ¿Qué mejor esperanza que la que tenemos? La esperanza de estar con Dios en la patria celestial. No se les olvide que cuando envejecemos la belleza se convierte en cualidad interior. ¿Sabían que para el necio la tercera edad es invierno? Pero para otros es estación de cosecha.

Debemos estar agradecidos con la edad, pues la vejez es el precio de estar vivos muchos años. Algunos son felices recolectando monedas del pasado, visitando catedrales antiguas, museos o también pinturas de los famosos, pero se olvidan por completo del valor moral y espiritual de los ancianos.

Recuerden: Goethe concluyó a “Fausto” a los 82 años; Tiziano pintó obras maestras a los 98 años; Edison trabajaba en su laboratorio a los 83 años; Toscanini dirigió orquestas a los 87 años; Benjamín Franklin contribuyó con la Constitución de los Estados Unidos a los 81 años; Jacinto Convit está a punto de concretar una vacuna contra el cáncer a los 96 años; José Joaquín Agudelo, colombiano, escribió por internet mensajes de salvación para toda la humanidad a los 95 años, y su familia sigue su legado; Antonio Aristizabal, poeta antioqueño, a los 80 años nos deleita con sus poesías. Recuerden que nada puede detener a los ancianos que soñamos y esperamos el momento de nuestra esperanza.

Nosotros sabemos que el tiempo pasó…sí pasó…pero no se llevó consigo el corazón. 

La vejez siempre nos sorprende, queremos vivir muchos años, pero no envejecer, así que quiero que recordemos estos sanos consejos que alguien escribió, para que los pongamos en práctica: Cuidarás tu presentación personal día a día, organizándote como si fueras para una fiesta. ¿Qué más fiesta que la vida? No te encierres en ningún lugar como si fueras preso voluntario, debes salir con frecuencia, sin olvidar que el agua estancada se pudre y la máquina inmóvil enmohece. Un rato de gimnasia, una caminata razonable y leer la Biblia te harían mucho bien. Seamos muy activos, abrir la puerta, regar el jardín, contestar al teléfono, es decir cualquier movimiento que te despegue del sillón o la comodidad. No te sientas anciano derrumbado, no debes andar con la cabeza gacha ni la espalda encorvada, pues así todo el que pasa te diría: ¡Qué guapo estás! Las canas se tiñen, las arrugas se suavizan con una sonrisa, no hables de tu edad ni de tus achaques, siempre contestarás: Estoy bien, Gloria a Dios! Recuerden: el alma no envejece, es el cuerpo el que se arruga. Trata de ser útil a ti mismo y a los demás, hasta donde te sea posible. Los mayores debemos ser siempre amorosos, acomedidos y amables.

Por último el más importante consejo que quiero darles es:

Debemos ser personas de mucha fe en Jesucristo. Así daremos buen ejemplo a nuestra familia y a todos los que nos rodean. No te sientas inútil en tu vejez, todos necesitamos de tu amor, alegría y sonrisa. Mira a Jesús y hallarás descanso. Dios es nuestro Padre, permite que esta realidad entre en lo profundo de tu corazón, para así poder enfrentar los desafíos de la vida.

Con amor,              

                 María Fanny Agudelo

                 10/9/2019