Hermano y amigo,
considera tu misma persona. Tú tienes un cuerpo material humano que con un
poder y sabiduría infinita fuisteis construido. Nadie en el mundo pudiera hacer
algo igual, pero también un alma inmortal que forman la unidad. Esto es
grandioso, es obra admirable del Señor. Démonos cuenta donde estamos parados,
de dónde venimos y para donde vamos y en manos de quien estamos. Gracias Papá
Dios por habernos hecho tan importantes; fue tu Santa voluntad. Quisiera decir más,
pero me faltan las palabras. Mi gran deseo es vivir en tu Santa presencia
contemplando tu ternura incomparable con todos y cada uno de los que seguimos
los bellos caminos del Señor. Nos sentimos felices con tu dulce amistad.
Gracias, muchas gracias Papá Dios.
Soy una criatura
que creaste con el poder de elegir el camino que debemos seguir: El camino del
Cielo o el camino del infierno que no quisiera ni nombrar, pero vamos contigo
Papá y nada ni nadie nos podrá rechazar porque somos del Señor y de nadie más.
Eres mi Amado acá en la tierra y allá en la eternidad. Es mucha dicha el poder
elegir nuevamente. Gracias Papá Dios.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G.
Enero 17, 2009
NOTA DEL AUTOR:
Si no te desagrada este mensaje, por favor compártelo con tus bellas amistades.
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