Yo, tu, el, ella, nosotros, vosotros, y ellos donde quedamos, quedamos por la eternidad. Ya no habría nada más que hacer. Este pensamiento me llega hoy Febrero 9 del año 2012 a las 10 A.M. Nadie pero nadie se escapa de esta situación. Dentro de 100 mil millones de siglos nos veremos las caras del espíritu en el lugar donde hayamos quedado. Es decir, en el lugar que hayamos anhelado y que actualmente estemos anhelando: Cielo o infierno. La Palabra de Dios no nos enseña otros lugares más que estos. No malgastemos estos ratitos de la vida que sabiéndolos emplear tienen mucho valor. Dimas, el ladrón que estuvo a la derecha de la cruz de JESUS, se robo el Cielo porque acepto una corazonada de amor. Es que el Cielo lo arrebatan los valientes que se atreven a entregarlo todo sin reserva al Señor de la Gloria. Hagamos nosotros lo mismo que Dimas porque el Señor nuestro Dios es el mismo de ayer, de hoy, y de siempre. El mismo Dios que perdono a ese ladrón arrepentido, nos perdona a nosotros también hoy si verdaderamente nos arrepentimos. No lo dudes amado amigo, si lo haces nunca te pesara. El Cielo, esa dicha eterna que es la presencia de Dios en su plenitud, no es para unos cuantos exclusivamente. El Cielo es para todos los que aceptemos ese regalo precioso que nuestro Dios el Señor JESUCRISTO nos quiere dar. El que se quede sin el es por su terquedad, nadie mas tiene la culpa sino el mismo que se deja engañar del enemigo el diablo. Satanás anda como león rugiente buscando a quien devorar. Si no obedeces a Dios, estas obedeciendo al diablo, y esto es desastroso. Yo te aconsejo, vayámonos con el Señor que nunca nos pesara. Esto es lo que tengo en mi corazón hoy y no puedo resistirlo. No puedo callar porque mi corazón se agita. No puedo resistirlo tengo que expresarlo porque yo los amo y ustedes me importan. Amigo querido, por favor mira hacia el infinito! Mira a Dios.
Cordialmente
Su servidor, José J Agudelo
Febrero 9, 2012
El cielo, esa dicha eterna que es la presencia de Dios en su plenitud. Gracias por recordarnos tan trascendente verdad y como el ladron en la cruz, como arrebatarlo con una mirada de fe
ReplyDeleteLuz