La paz os
dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón ni tenga miedo. Juan 14:27
De acuerdo al doctor Jackes, la
depresión es una trampa de Satanás pues enreda a mucha gente, pero sobre todo a
los que no están contentos con la situación en su vida. Se les olvida que la
Biblia es clara y certera cuando plantea que debemos aprender a estar contentos
en cualquier situación en que nos encontremos. La autosuficiencia no nos deja
poner la fe en el apoyo divino. Cuando estamos en depresión nos duele todo, no
podemos dormir, el apetito se pierde, o todo se descontrola ya que comemos
demasiado o dormimos mucho; esto nos genera un modo de pensar negativo, las
ideas no fluyen, no distinguimos entre lo real y lo ficticio dándole la misma
importancia a los dos. Hay caos en la mente, en el corazón y en el ánimo. Se
pierde la confianza personal; les parece que Dios se alejó de ellos. Abandonan
sus actividades y buscan formas para evitar las relaciones con los demás.
Dependiendo de cuan seria y profunda sea la depresión, mas difícil resulta convivir con el afectado. Este fenómeno es muy complejo, pero no olvidemos que Dios toma de la mano a todos los que estamos pasando por alguna crisis.
Claro que es difícil ver la sabiduría y la disciplina de Dios. El quiebra, rebaja, cincela y pule hasta que la visión que Dios tenía aparece como su obra maestra. No olvidemos que en el presente la escultura creada en todos nosotros está sin terminar. Las dificultades cotidianas nos ponen de rodillas ante Dios con rapidez. Así la búsqueda de la dirección divina recobra validez e importancia para nuestra vida. Dios vuelve al primer lugar, vuelve a ser bálsamo en nuestra cabeza y regresa la paz a nuestra alma. Dios no sólo es remedio o medicina excelente para la depresión, sino para cualquier necesidad. Claro que debemos pedirle que se haga su Voluntad y no la nuestra. ¿Dónde está Dios cuando tenemos sufrimientos? El está con nosotros en las calamidades, luchas, desvelos y circunstancias.
Recuerda, no estamos solos, tenemos un Dios que nos ama y que es nuestro pronto auxilio. Las reacciones del ser humano ante el dolor son tan diversas como el dolor mismo. La respuesta de Dios ante el dolor será siempre diversa, creativa, liberadora, impactante y directa. Él desea crear conciencia en nosotros sus hijos "que realmente todo lo podemos en Él que nos fortalece" (Filipenses 4:13).
Dependiendo de cuan seria y profunda sea la depresión, mas difícil resulta convivir con el afectado. Este fenómeno es muy complejo, pero no olvidemos que Dios toma de la mano a todos los que estamos pasando por alguna crisis.
Claro que es difícil ver la sabiduría y la disciplina de Dios. El quiebra, rebaja, cincela y pule hasta que la visión que Dios tenía aparece como su obra maestra. No olvidemos que en el presente la escultura creada en todos nosotros está sin terminar. Las dificultades cotidianas nos ponen de rodillas ante Dios con rapidez. Así la búsqueda de la dirección divina recobra validez e importancia para nuestra vida. Dios vuelve al primer lugar, vuelve a ser bálsamo en nuestra cabeza y regresa la paz a nuestra alma. Dios no sólo es remedio o medicina excelente para la depresión, sino para cualquier necesidad. Claro que debemos pedirle que se haga su Voluntad y no la nuestra. ¿Dónde está Dios cuando tenemos sufrimientos? El está con nosotros en las calamidades, luchas, desvelos y circunstancias.
Recuerda, no estamos solos, tenemos un Dios que nos ama y que es nuestro pronto auxilio. Las reacciones del ser humano ante el dolor son tan diversas como el dolor mismo. La respuesta de Dios ante el dolor será siempre diversa, creativa, liberadora, impactante y directa. Él desea crear conciencia en nosotros sus hijos "que realmente todo lo podemos en Él que nos fortalece" (Filipenses 4:13).
María Fanny Agudelo
Noviembre 1
de 2014
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