Yo debería darles las gracias a Dios y a mi padre por haberla escogido para mí como madre. Hasta aquí el adolecente.
Su arma ha sido la motivación, no ha utilizado su poder o mando, sino que ha sabido convencer a cada hijo de la conveniencia de hacer algo o de cambiar de actitud. Esa arma la ha cargado con balas de imaginación capaces de tocar ese resorte interior que cada cual tenemos pero quizás lo más importante es que esa madre “siempre está”.
El chico termina con uno de los más hermosos piropos: “Debería darle las gracias a Dios y a mi padre por haberla escogido como mi madre.” Con todo esto se pone de manifiesto que la educación de los hijos hay que empezarla mucho antes de que nazcan y debe ser con mucho amor y entrega. Felicitaciones para todas las madres.
Feliz
día de las madres!
Con
amor,
María Fanny Agudelo
4/20/2018
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