Cuando yo era niño oí decir a mis padres que había personas dejadas o abandonadas de las Manos de Dios. Yo oía decir esto como algo deportivo o sin prestarle mucha atención, para saber que esto es una tremenda verdad. No permitas Padre bello que lleguemos a esta situación de condenación desde la vida en esta tierra ¡Qué horror! No lo permitas Padre bendito.
Por favor Señor, hazme sentir el horror del pecado. No permitas que Satanás nos engañe con una falsa paz. Queremos la paz que Tú das, esa es la que deseamos. No permitas que el Enemigo nos arrebate la dicha de vivir eternamente en el
Cielo en la compañía adorable y bella de nuestro Dios por los siglos de los siglos infinitos.
La salvación está al alcance de nuestras manos durante la vida, después de terminada esta ya no hay remedio, donde quedamos, quedamos. Por eso no podemos ser ingratos y desobedientes con nuestro Hacedor porque Él nos podría abandonar aun desde esta vida. Al alma contrita y humillada no la desprecia el Señor. Yo te entrego mi vida Papa Dios y por eso dejo consignado en este escrito todos los anhelos de mi alma para tu gloria y solo para tu gloria mi Dios.
Hazme puro Señor, hazme santo mi Rey porque mi corazón que es lo único que tengo es para el Señor. Padre mío dadme la dicha de enseñar la salvación a las almas. Mi deseo es que compartas conmigo los encantos que el Señor nos da. Son momentos admirables el saber a donde el Señor nos va a llevar. Te sentimos, te sentimos oh Señor. Gracias, muchas gracias mi Dios. AMEN.
Hasta la próxima oportunidad. Deseo despedirme de todas las personas lindas que me acompañan en el recorrido de la vida.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G
Marzo 24, 2008