¿Quién lo creyera? Podemos hacer nuestros grandes tesoros en el cielo hasta donde queramos abarcar ¡Oh Dios mío! Que prerrogativa la que nos diste Papa. Ensénanos a explotar la rica mina de la vida porque nuestra ambición es poderla disfrutar sin límites. Podemos hacer nuestras las delicias del Cielo; podemos ser almas predilectas en los brazos de Dios y hacer nuestro el rico tesoro de la gloria. Podemos también disfrutar de la bella y dulce compañía de los ángeles, querubines, serafines, y bienaventurados. Esa hermosa compañía de seres celestiales está ahora en nuestros pensamientos que salen de nuestro corazón, pero en un mañana, quizá muy pronto, en la gloria verdadera.
Yo no me canso de abarcar esos tesoros ahora en la tierra.
No podemos desmayar con todo lo que el Señor nos ha confiado. Hay mucho que hacer. No bajamos la guardia, Señor. Regálanos esa gracia sin límites de acercar almas a tu regazo de amor. Padre bendito, para nosotros es una dicha muy grande el saber que Tú nos amas y que te regocijas con tus criaturas. Eres nuestro dueño adorado y nuestro dueño verdadero. Nuestra
alegría no tiene límites. Es como si ya nos tuvieras allá.
Mi gran deseo seria que muchas almas me acompañaran para repartir el amor del Señor en todo el mundo. Espíritu Santo de Dios, ilumíname y ayúdame. Gracias, muchas gracias por concederme esta petición, en el bendito nombre de JESUS, amen.
Cordialmente,
José Joaquín Agudelo G
Abril 12, 2008
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