La presencia física es tal como el Señor nos la dio;
realmente no tiene modificaciones, pero la parte espiritual esa si es tal como
nosotros queramos que sea. Podemos hacer
con ella todo lo que queramos. Nos
colocamos en los brazos del Señor y a volar con ella.
Te agradezco Padre que me tengas en el número de tus
elegidos, que nos tengas un lugar preparado dentro de tu corazón divino, para
llevarnos allá.
Estos pensamientos me llenan de ternura y encanto, el
saber nuestro futuro eterno sin equivocaciones.
Papacito Dios, déjame que te hable cositas bellas porque no hay dicha más
grande que el ser amigo del Señor. Vámonos
hermanos queridos, vámonos prontito a recorrer los caminos del Señor; no nos
cambiamos por nadie. En tu santísima
presencia somos tan felices hasta más no poder.
Se nos avecina lo eterno, pero en tus brazos divinos
no tenemos nada que temer. Mis palabras
son rudas, pero conversando con el Amado se vuelven todas dulcecitas como una
taza de miel. Te amamos Señor sin
descansar. El amor que nos regalaste nos
pone a delirar. Oh Rey bendito, mi corazón
contigo va; llévatelo completico, no dejes nada nuestro dueño celestial.
Espíritu Santo de Dios ilumina mi corazón para poder
expresar los grandes anhelos que Dios mismo nos da.
La regla de oro para llevarnos allá: Amar al Señor con
todo el corazón y también a nuestros hermanos en el nombre del Señor.
Cordialmente,
José Joaquín
Agudelo
Marzo 16,
2009
www.holdingheaven.blogspot.com
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