Los cristianos somos llamados. ¿Llamados a qué? A la rectificación, recibiendo a Jesucristo como Dios encarnado, resucitado y Salvador. Esta verificación se debe hacer cotidianamente. También recibiendo su evangelio por norma de vida para producir un estilo de vida en santidad. A cada cristiano le corresponde contribuir en equipo con el Espíritu Santo, con la conversión de los seres humanos conduciéndolos hacia la vía sin par que conduce al Reino de paz y justicia. JESUCRISTO es el único que puede restaurar al hombre a su exacta dimensión. Lástima que no todos los cristianos evangelizamos, pues queremos vivir la fe acomodada a las exigencias propias, con la excusa de carencia de palabra y vocación. Tengamos en cuenta que hoy más que nunca hay un número muy grande de personas que viven y mueren a diario en el desconocimiento de Dios y el propósito para el cual fueron creados. Es urgente que todos los cristianos ayudemos al rescate de la humanidad extraviada. Si bien toda buena forma de evangelizar puede resultar válida, tengamos por vía de mayor eficacia la transmisión del evangelio de Dios de persona a persona, dado que es mucho más factible llegar a la conciencia individual y así se retenga el influjo del mensaje recibido. Por lo demás se necesita del testimonio propio de santidad, ya que si la palabra de Dios es desmentida por la conducta personal esta nunca será acogida. El tú a tú, cara a cara, frente a frente, caracterizó el proceder de JESUS. Así lo prueban sus conversaciones con Nicodemo, Zaqueo, la samaritana, María, Marta, Lázaro, y con los mismos apóstoles. En cualquier forma que evangelizamos, hay que considerar que la palabra y el testimonio de vida son muy importantes. No se les olvide que el cristianismo no es religión, sino relación con Dios y estilo de vida.
El progreso espiritual no se mide por porciones alcanzadas, sino por obstáculos superados. La santidad no es cuestión de apariencia, es asunto de un corazón entregado al Senor. La salvación es infinitamente costosa, pero a la vez absolutamente gratis. Recuerden que la fuente de inseguridad es la falta de intimidad con Dios, pero la fuente de confianza es la comunión con El. La vida cristiana no consiste solo en ir a la iglesia los Domingos, esta es reflejada también en un estilo de vida sirviendo a Dios y a nuestros semejantes. No olvides que en la oscuridad JESUCRISTO es tu luz, en la tormenta Él es tu paz, en la tristeza Él es tu Fortaleza y en la soledad tu compañía.
Con amor,
María Fanny Agudelo
09/20/2025
No comments:
Post a Comment