Amigo habitante del planeta tierra, las verdades que te voy a nombrar puede ser que no las sepas, o que las sepas a medias, o puede que creas que son para los demás y no para ti. Estás equivocado, grandemente equivocado.
Nacimos, porque Dios así lo quiso. Fue su voluntad bendita que existiéramos. Nos creó a su imagen y semejanza. Existimos con Él o sin Él por siempre. Con Él, el cielo, y sin Él, el infierno. Nosotros seguimos con el Señor y nadie nos puede arrebatar este derecho. ¡Qué felicidad! Esto sencillamente es una invitación que queremos hacerte para que aprovechemos el tiempo propicio, es decir, en esta vida, porque después que termina, quedan cerradas las puertas para no volverse abrir jamás.
Este negocito es serio y muchas veces preferimos no considerarlo, porque nos aterroriza. Pero confiemos en las palabras de nuestro Señor Jesucristo: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos de los Apóstoles capítulo 4 verso 12). Con esta sola información bastaría; sin embargo, en la Sagrada Escritura encontramos mucho más; te aconsejo que la leas. Nunca te pesará, si pones en práctica estas enseñanzas.
José J. Agudelo G.
Tu amigo de corazón
Agosto de 2006.
Si no te desagrada, te agradecería que la retransmitieras a tus amistades. Muchas gracias.
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