Quisiera Papá Dios entregarte todos mis hermanos que actualmente existen en el mundo, para que les des una manito de amor, como lo haces con nosotros cuando te invocamos mi Dios.
Hermano querido, no te vas a escapar que te invitemos al reino donde todos debemos llegar. El reino se llama Jesucristo, nuestro amado Redentor, el cual es Dios con nosotros, el verdadero Señor.
Un día nosotros te despertamos,
porque en la popa del barco dormías,
y nos moríamos de miedo,
porque la embarcación se hundía.
Los viajeros de hoy,
somos todos los humanos,
que con ansias nos levantamos
para invocar al Señor.
Sigamos con estos pensamientos,
no los queremos dejar,
son las hermosuras de lo alto
que nos van a llegar.
Papá Dios, te sentimos cerca,
no te soltamos Papá,
eres toda una hermosura
por la eternidad.
No me canso de soñar Papá, gracias por el Espíritu Santo que siempre nos das. Para terminar, quiero darte las gracias por las palabras que me diste hoy. Mi deseo es que todos tus elegidos conozcan estos pensamientos.
José J. Agudelo G.
Tu hermano de corazón
Agosto de 2006.
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