Recíbenos Señor en lo que podemos ofrecerte. Un corazón traspasado de
amor, de encantos, y de dicha. Como también una gran alegría que sentimos al
compenetrarnos de tu dulce amistad en nuestra vida. Fijémonos mucho del valor
del momento actual porque el momento que sigue no sabemos si lo vivimos.
Soportemos la vida como si fuéramos un yunque y alabemos a Dios como los ángeles.
Si nos alzamos todas las cargas, se nos vuelven livianas. Al soportar todas las
penas, vemos que no hay ninguna. Cuando todo lo perdemos, resultamos ganando.
Con el Señor no hay nada
pequeño, todo lo que hagamos para su gloria tiene un valor infinito… Esto esta
bueno Señor, continua, pero que seas Tu y no yo; mi gran pobreza no me lo
permite. Cuando el resultado es nada y me tengo en poco, algo resulta. Del
morir a todo, resulta la vida. Cuando se acaba todo, llega la abundancia.
¡Gracias Señor! Si alcanzáramos a comprender la gran riqueza que poseemos y que
tiene mucho valor, su nombre es JESUCRISTO. Sin El seria imposible vivir. Pero
gracias Señor porque no nos abandonas.
Tu grata compañía es radiante claridad
de luz y tu aliento perfuma la vida. Como te amamos Señor bendito, solo
queremos reposar en Ti. Guárdanos Señor que no queremos ser sino tuyos. Amen.
Alabad a Dios de todas maneras. Alábenle en la majestad de su misericordia.
Alaben al Señor en su infinita grandeza. Alábenlo y solamente alábenlo. Este es
mi consejo.
Cordialmente,
José J. Agudelo
Febrero 15. 2000
Palabras sabias de gran profundidad, un tema tan complejo como es el “tiempo”
ReplyDeleteLo describes con tanta certeza y simplicidad, gracias por compartir tus mensajes de amor y esperanza