Debemos confiar en las
personas especialmente en aquellas que se les ve algo más que la humanidad;
aquellas que a veces la gente confunde con ángeles. Hablo de aquellas personas
que existen en nuestras vidas que engrandecen nuestro espacio con pequeñas alegrías;
de aquellas que miran a los ojos porque son verdaderas. Que hacen elogios, que
agradecen y piden disculpas con la simplicidad de un niño. Personas que no
necesitan hacer trampas para conseguir lo que buscan porque sus deseos se
muestran en sus acciones y reacciones y no en sus caprichos. Personas que hacen
el bien y te protegen del mal con una sonrisa, un beso, un abrazo, o una oración.
Personas que van por la vida sin miedo a la oscuridad, que caminan firmes y
levantan la cabeza en momentos de completa desesperanza.
Personas que se
equivocan más veces de las que aciertan; que aprenden de lo que enseñan.
Personas que cuidan su cuerpo porque los acompañará hasta el final; que no
distinguen entre ricos y pobres, gordos y flacos, negros o blancos. Personas
simplemente personas que no siempre están seguras de todo, pero siempre
cumplen, son transparentes, amigas, espontáneas, y a veces ingenuas. Prefiero
creer en las relaciones basadas en la confianza, sinceridad, serenidad, y
humildad. Prefiero creer en aquellos encuentros que nos transmiten paz y
tranquilidad. Prefiero creer en hombres y
mujeres que reverencian la vida con
la misma intensidad que un gran amor; que pasan por la Tierra y dejan su
huella, su recuerdo. Hombres y mujeres que habitan el perfecto
universo creado
por Dios. Hombres y mujeres de alma limpia y puros de corazón; que practican el
verdadero amor y la verdadera amistad a pesar de las dificultades.
Recuerda que no solo debes creer en personas así, también ámate y ama a
Dios
por sobre todo. Cuando haces el bien, a ti mismo te lo haces porque el
amor que brindas vuelve con creces sobre ti. Cuando amas, todo el mundo cabe
en tu corazón. Vivir es amar. Amar es
saber vivir. ¡Dios mío danos un corazón puro y capaz de amar sin distinción!
Si se llena el corazón del amor de Dios, podemos brindar amor a nuestros
semejantes.
Con amor,
María Fanny Agudelo
07/21/12
www.holdingheaven.blogspot.com
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