…revestíos de
humildad porque: Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
Humillaos pues bajo la poderosa mano de Dios para que El os exalte cuando fuere
tiempo. 1Pedro 5:5-6
Amigos muy queridos
del Blog, recuerden que Jesús dijo: No es lo que entra por la boca, sino lo que
sale lo que nos contamina. ¿Por qué? Porque de la abundancia del corazón habla
la boca. Todos, absolutamente todos necesitamos una operación del corazón hecha
por JESUCRISTO nuestro medico divino. Así que quiero compartirles como Nancy
Leigh DeMoss describe esta cirugía y permítanme complementarla un poco:
Es asombroso lo que Dios puede hacer
con un corazón quebrantado. No olviden que casi todas las personas del mundo
padecemos una enfermedad mortal del corazón y lo peor de todo es que la
ignoramos.
Es una enfermedad que lleva el nombre "orgullo e idolatría.” Dios quiera que algún día entendamos esta realidad. La buena noticia es que el gran medico JESUCRISTO ha dispuesto un remedio para nuestro corazón engañado y enfermo. El vino a realizar una profunda cirugía de corazón abierto para así limpiarnos y transformarnos desde nuestro interior. Esto sucedió con su muerte y resurrección. El dijo, los limpiaré de toda impureza e idolatría; les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré el corazón de piedra y les pondré uno de carne; también les infundiré mi Espíritu Santo a todos ustedes (Ezequiel 36:25-27).
Te pregunto, ¿cómo está tu corazón? ¿Estarás
dispuesto a reservar una cita con el Gran Medico y pedirle que examine tu
corazón? Ojalá dijeras que si y repitieras con el salmista, "examina oh
Dios mi corazón y también sondéalo" (salmo 139:23).
A Dios le agradan las personas que tienen un espíritu contrito y humillado. El no desprecia al corazón quebrantado y arrepentido. Todos vivimos obsesionados por estar muy bien. Queremos un pentecostés sin dolor, un avivamiento sin sacrificios. Queremos resurrección sin pasar por el sepulcro. Queremos vida sin experimentar muerte. Pero debemos entender que el quebrantamiento trae un alivio que produce gozo y paz profunda. La persona quebrantada no pone su confianza en su propia justicia, sino que se rinde en total dependencia de Dios.
El corazón contrito y
quebrantado se deja moldear de las manos de Dios. Nuestra relación con Dios refleja nuestras relaciones con los demás.
La buena noticia es que Dios siempre está al alcance de quienes abandonan el
orgullo y la idolatría. No olvide que el orgullo y la idolatría nos alejan de
Dios y también de nuestros semejantes. Morir
significa entregar todo y renunciar a todo.
JESUCRISTO dijo, el que se
apegue a su vida la pierde, y el que la entrega la conserva; esta es la forma
de conseguir la vida eterna. Solo los quebrantados podemos experimentar el
fluir libre del poder de Dios en nuestra vida. Así que, despojémonos de todo
orgullo, idolatría, y egoísmo ya que llegará un día en que toda rodilla se
doblará y toda lengua confesará que JESUCRISTO es el Señor. La arrogancia
humana será doblegada y sólo el Señor será exaltado. De ahí que renunciemos a
toda idolatría, orgullo, expectativas, derechos y exigencias. Elija el camino
de la cruz. Deje que otros reciban el merito que merecen, deje pasar la dicha
de tener la última palabra. Muera a las exigencias de la carne. No olvide la
necesidad que tenemos de humillarnos ante Dios.
Es una enfermedad que lleva el nombre "orgullo e idolatría.” Dios quiera que algún día entendamos esta realidad. La buena noticia es que el gran medico JESUCRISTO ha dispuesto un remedio para nuestro corazón engañado y enfermo. El vino a realizar una profunda cirugía de corazón abierto para así limpiarnos y transformarnos desde nuestro interior. Esto sucedió con su muerte y resurrección. El dijo, los limpiaré de toda impureza e idolatría; les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré el corazón de piedra y les pondré uno de carne; también les infundiré mi Espíritu Santo a todos ustedes (Ezequiel 36:25-27).
A Dios le agradan las personas que tienen un espíritu contrito y humillado. El no desprecia al corazón quebrantado y arrepentido. Todos vivimos obsesionados por estar muy bien. Queremos un pentecostés sin dolor, un avivamiento sin sacrificios. Queremos resurrección sin pasar por el sepulcro. Queremos vida sin experimentar muerte. Pero debemos entender que el quebrantamiento trae un alivio que produce gozo y paz profunda. La persona quebrantada no pone su confianza en su propia justicia, sino que se rinde en total dependencia de Dios.
También
recordemos que toda obsesión se convierte en idolatría. Es idolatría porque los
pensamientos no están girando en torno a Dios y entonces se cae en desconfianza
y desesperación. En 1 Samuel 5:23 dice que como idolatría es la obstinación.
Por tanto pidamos a Dios que derribe todo ídolo que se levante en nuestro
corazón y entreguémonos completamente a Él.
María Fanny Agudelo
06/02/14
www.holdingheaven.blogspot.com
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