EN BUSCA DE LA FELICIDAD

            Hoy quiero compartirles acerca del escrito de M. Ricar, el cual esta circulando por el ciberespacio. En este el plasma ideas muy claras sobre la felicidad desde una perspectiva fisiológica.

          El dice que a mas pensamientos negativos, mayor actividad en el córtex derecho del cerebro y en consecuencia mayor ansiedad, depresión, envidia, y hostilidad hacia los demás. En otras palabras mas infelicidad autogenerada. Por el contrario quien trabaja en pensar bien de los demás y ver el lado amable de la vida, ejercita el córtex izquierdo del cerebro elevando las emociones placenteras y la felicidad. Ricar advierte que no se trata de decidir ver la vida color de rosa de un día para otro, sino de trabajar sistemáticamente en debilitar esos músculos de infelicidad. Músculos que hemos fortalecido creyéndonos victimas del pasado, de los padres, o del entorno. Paralelamente debemos comenzar a ejercitar los músculos del córtex izquierdo del cerebro, ejercitar los músculos mentales que nos hacen responsables de nuestra propia felicidad. Hasta aquí el articulo de Ricar.

          Todos los seres humanos buscamos la felicidad de diferentes maneras, pero el primer paso para ser felices necesariamente debe ser dejar de culpar a los demás de nuestra infelicidad y buscar la causa en nosotros mismos. El esquizofrénico, quien es más abstracto que realista, siempre desea escapar de la realidad y culpar a todo el mundo de su desgracia. Basta ya de esto, muévase a dar el primer paso, ejercite sus músculos mentales y busque conocer la perspectiva de Dios.

¿Pero cual es la perspectiva de Dios acerca de la felicidad?

JESUCRISTO dice que la felicidad la encuentran los pobres en espíritu, los humildes, los mansos, los que buscan la justicia, los misericordiosos, los de limpio corazón, y los pacificadores. Por favor lea Mateo 5,1-12. Cuando recibimos a JESUCRISTO en nuestro corazón podemos tener un carácter manso, humilde y misericordioso y de esta manera vivir gozosos y felices. La verdadera felicidad la encontramos entonces en JESUCRISTO y solo en El, quien nos llena de Su amor para poder amar a nuestro prójimo. ¿Puede Usted imaginar el mundo si nos amaramos  todos? 
Con amor,
                  Maria F. Agudelo.