Después de la muerte nada podemos hacer, pero durante la vida podemos hacer todo lo que queramos. Somos libres, ¡que maravilla! ¿Qué te provocaría hacer a ti? Mientras me respondes voy a decirte lo que yo haría: Lo que yo haría y en realidad lo hago, pues es mi gran empeño, es mirar donde vamos a estar en la eternidad. Sabemos que el Señor quiso que escogiéramos uno de dos lugares: El Cielo o el infierno. Todos escogeríamos el Cielo, creo que no encontraríamos ni siquiera uno que dijera lo contrario. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Tendríamos que recibir a JESUCRISTO en el corazón, produciendo el fruto del Espíritu Santo, cumpliendo los mandamientos de la ley de Dios que se resumen en la LEY del AMOR, y siguiendo sus bellas enseñanzas. En una palabra haciendo la Voluntad de Dios y siendo muy amigos del Señor, nuestro Salvador. Eso es comportarnos a la altura de Dios! Recuerda que JESUCRISTO es el camino y en ningún otro hay salvación.
Te aconsejo que para pasar este ratito de la vida debes entregarte completamente al Señor. No dejar cabida al demonio que nos embarque con sus engaños y mentiras porque el es el padre de la mentira. Debemos aplastarlo acogiéndonos a los designios benditos del Señor. No permitamos ninguna distracción ofreciéndole a JESUCRISTO hasta la respiración, orando siempre y en todo momento. Así cuando llegue la muerte o el rapto estaremos más que seguros de nuestra gloriosa eternidad.
Los que están leyendo este mensaje, por favor no se me vayan a quedar sin el Cielo. También te recomiendo que te lleves juntamente contigo a todos los que más puedas porque esto le agrada mucho al Señor. Ahora que estas leyendo este mensaje, quisiera que abrieras bien el oído y escucharas porque cien mil millones de siglos no representan un segundo de la eternidad. Los cristianos queremos estar en el Cielo en la dulce compañía del Señor. Entra al grupo de los redimidos, no te vayas a quedar amigo querido, no,no,no…
Cordialmente,
tu servidor, Jose J. Agudelo
Junio 20, 2011