La calidad de tu vida y de la mía depende de la manera en que la veamos. Mientras más vivo me doy cuenta del impacto que tiene la actitud ante la vida. La actitud es más importante que los hechos, es más importante que el pasado, que el dinero, que las circunstancias, que los errores, que los éxitos, o aquello que la gente piense, diga o haga; es más importante que las apariencias, los talentos o las habilidades; ella puede construir o quebrar una empresa, una iglesia, un hogar, o también un individuo. Lo increíble es que todos los días tenemos la oportunidad para elegir la actitud que tendremos en este día. No podemos cambiar nuestro pasado, no podemos cambiar el hecho de que la gente actuará de cierta manera, no podemos cambiar lo inevitable. Lo único que podemos hacer es jugar con la cuerda que tenemos y esa es nuestra actitud. Estoy convencido que la vida es el diez por ciento lo que sucede y noventa por ciento como reacciono. Lo mismo sucede con usted. Somos responsables de nuestras actitudes. Debemos escoger tener una actitud de gratitud, impactando no sólo tu vida, sino también la vida de tu familia y amigos. La actitud es un faro de bendición para todos los que la conocen. ¿Alguien diría lo mismo de usted y de mí? No es fácil ser agradecido en ocasiones. Simplemente tenemos que confiar en Dios sabiendo que cualquier circunstancia que llegue a nuestras vidas primero pasó por sus manos amorosas. La esencia de la fe es decir: “Gracias Señor, en cualquier circunstancia, aunque lo veamos todo oscuro. ¿Cuáles son los retos que enfrentas en tu vida? Puedes estar seguro que cualquier cosa que se te presente en el camino Dios está contigo, aún en los peores momentos.
Fanny Castaño de A. Agosto 15 del 2008.
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