Hermanos de todo el mundo tales como América, Europa, Asia, África y todos los rinconcitos del planeta tierra que no conocemos, lugares donde sabemos que existen seres humanos creados por el Señor nuestro Dios para su gloria.
Yo soy un habitante cualquiera del mundo que desea transmitirles un poderoso mensaje del cielo. Tenemos todos un mismo Padre; Él nos creó para su gloria, y tiene un hermoso lugar para llevarnos: un cielo eterno. Una sola condición nos exige: que lo aceptemos voluntariamente y con mucho amor. El último detalle está siempre de acuerdo con nuestras capacidades de amar que el mismo nos dio.
A los que les llegue este mensaje les pido un gran favor: retransmitirlo electrónicamente a sus amistades y también les pido traducirlo a los idiomas que cada cual sepa.
El Señor los bendiga. José J. Agudelo G. Julio de 2006.
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