Somos eternos, no tenemos fin. Esto es de mucha importancia. Estaremos con el Señor siempre y por siempre, a no ser que desde esta vida lo despreciemos. ¿Sin el Señor nuestro Dios? Ni nos atrevemos a imaginar semejante situación.
Pero no te damos permiso Papacito Dios que nos rechaces, porque vamos lavados con la sangre preciosísima de nuestro Salvador, que nos da la seguridad infinita de nuestra salvación. Como te agradecemos bendito Dios.
Quien reciba este mensaje, le agradecería que lo retransmitiera. Gracias.
José J. Agudelo G. Agosto de 2006.
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